Viceversa

... pero él siguió mirando a sus ardillas. Horas enteras mirándolas.
Las amaba. Volvía del colegio apurado por verlas.
Cierta vez, escuchó a una ardilla decir: -Viceversa, todo cambiará!-, y repentinamente se encontró dentro de la pecera, asustado; corriendo de un lado a otro.

Miró hacia arriba y vió una gran ardilla que lo observaba y le hablaba en un idioma que no entendía. Lloró. Lloró y gritó, entonces escuchó la voz de su madre decir: -Viceversa, todo cambiará!- y volvió a ser un niño normal mirando sus ardillas.

Asustado, alzó la pecera y corrió al bosque. Al llegar a un claro alejado de la casa, soltó a todas las ardillas, una por una.
Aún exaltado, volvió corriendo hacia su casa, pero al salir del bosque, se chocó... con un vidrio...

 

A viceversa se le hacía grande el mundo, se le junto todo el amor por sus animalitos, los miedos, las fantasías, muy original tu prosa Diego, un beso grande.

 

Gracias amiguita, tal cual; en realidad, siempre hay algo que nos contiene.
Gracias por pasar siempre.
Besos,
Diego.

 

M...pobre pensó que estaba a salvo, y zaz un vidirio, un límite.

Besos y abrazos.

 

¡¡¡¡ Muy interesante... !!!
besos
Rosario

 

Vaya con tu imaginación...hasta yo me asusté...
muy original, felicidades
Besos

 

Nunca estamos a salvo 16, nunca...

Besos,
Diego.

 

Gracias Rosario, amiga mía.
Como siempre es un placer agradecido tu presencia por aquí.
Besos,
Diego.

 

Perdón por el susto Marce...
Un besito grande para tí, como siempre

Diego.

 

como si de una victima de un reality se tratara, el protagonista
asume una inmensa cantidad de roles.

Posiblemente los que sin saber, ni haber visto el vidirio protagonizamos una parodia.

Brillante diego.

Aplausos.

Jm

 

Así es Fabián, como yo recuerdo a aquella mosca antisocial que terminó con tu paciencia. Los animales suelen tener la habilidad de hacernos mirar en el espejo con un sentido crítico.
También comparto sobradamente eso de que casi nadie entiende la cuestión filosófica que encierra, y esto me ha llevado a cuestionarme en la manera de transmitir al papel lo que es la idea primigenia, disfrazada de texto corto.
Pero siempre termino en elucubraciones bizantinas.
Como sea, ahí está, cumpla o no su cometido de activar el mecanismo.
Agradezco como siempre tu paso y comprensión de los textos, amigo.
Un gran abrazo desde esta pecera que al menos nos deja intercambiar ideas... o no.

Diego.

 

Agradezco tu paso jm, es un placer verte por mi rincón.
Y agradezco sobre todo, hayas captado la escencia del relato, tema del que hablaba con Mustaine más arriba.

Un gran abrazo por ello y por tu valoración.
Diego.

 

Fantástico. Un final dramático. Somos una raza observadora de ardillas encerradas en una pecera... algún día quizas alguien nos dirá: ¡viceversa!

 

As´es Anave, tal cual lo expresas. Gracias.
Es muy bueno encontrar nuevos lectores, y que nos presten sus ojos por un ratito.
Agradezco tu paso por mi rincón y espero no sea el único.
Besos,
Diego.

 

Viceversa, pero sin reversibilidad...una paradoja?, pensé en la versión masculina de Alicia detrás del espejo....pero tu protagonista, todavía no escontró la salida....y menos si sigue la voz de su madre.....un placer leerte. Ludmila

 

Gracias Ludmila, el placer es siempre mío.

Beso,
Diego.