Videncias

Ya ha pasado un año desde que me aleje de mi natal Suecia, la vida aquí en Noruega es complicada, no cuento con los suficientes suministros para sobrevivir aunque realmente eso no me importa ya que a veces pienso es mejor quedarme eternamente dormido.

Los ensayos son cada vez más agitantes, sobre todo por el corte de luz que hay frecuentemente aquí en la cabaña donde ensayamos. No he visto nada de progreso en la banda, Aarseth se la pasa diciéndome que espere, que pronto seremos muy ricos, pero la razón es que ya no quiero esperar más; quiero que el mundo sepa que existe alguien tan mierda y enfermo como yo!

Aun tengo las esperanzas de emigrar a Transylvania y sentir a Vlad nada me haría más feliz que habitar con los míos, con los muertos. Por más que intento, por más que trato, por más que me examino, no encuentro razón alguna para justificar mi existencia en este plano terrenal, a todos les repugna las inmensas mutilaciones que hay por todos lados de mi cuerpo, pero como puedo explicarles el sabor tan delicioso y delicado de la sangre, que excitación siento al ver como se abre mi carne y la sed esa maldita y puta sed de vaciar mis arterias y venas! Es un espectáculo completamente hermoso y placentero! Ah! mi gran athame, no sabes cuánto te adoro.

La gente de aquí está completamente hueca, enserio! Hace unos pocos días caminaba por las afueras de los bosques, y de pronto me llamo un olor a ceniza y fuego que para mi gran fortuna encontré un convento que se estaba incendiando, jamás había visto tal cosa! Me senté cómodamente en una piedra rustica que estaba muy cerca, observando como los niñatos que estaban dentro de él salían en pánico y las monjas despavoridas clamaban por ayuda, no pude evitar soltar una risa; pero para mí maldita suerte un sacerdote me vigilaba, poco a poco se acerco a donde yo estaba y me dijo – Porque no te ofreces a ayudar a esta pobre gente que sufre- la sonrisa desapareció de mi rostro y le dije: -Yo también sufro y ellos jamás me han ayudado ¿Que le hace pensar que yo les ayudare?- El sacerdote abrazo fuertemente su biblia y retrocedió unos pasos y rápidamente me dio la espalda, se perdió entre la lumbre y el humo que desprendía el convento en llamas.

La noche está completamente hermosa hoy! No me importa en este momento nada, quiero estar a solas con la Noche, la Luna y yo! Largaos!​

 

Interesante e impactante escrito... Vaya intensidad con que mencionas lineas chocantes para alguien sensible... De alguna manera no puedo evitar sentirme identificado... A veces yo también me siento así... viviendo entre penas y sueños
Quisiera saber si este escrito es parte de tus memorias... o Talvez te inspirastes en algo, alguien o alguna situación
Lo que cuentas es muy fuerte... Si es asi... Al mencionar:

como puedo explicarles el sabor tan delicioso y delicado de la sangre, que excitación siento al ver como se abre mi carne y la sed esa maldita y puta sed de vaciar mis arterias y venas! Es un espectáculo completamente hermoso y placentero!

Créeme que eso no debe ser algo placentero... Es importante la ayuda de alguien... No dejes que el dolor haga que tu mente se retuerza con ese tipo de acciones... Trata y lucha

Hay una verdad que mencionas
-Yo también sufro y ellos jamás me han ayudado ¿Que le hace pensar que yo les ayudare?

A pesar de toda la frustacion que tengamos... No tiene sentido vivir por si solos... OJO POR OJO Y DIENTE POR DIENTE
Eso solo nos va a llevar a sentirnos mas desolados

Interesante y muy fuerte escrito... Espero que lo que escribes no sea parte de tu vida... Por tu bien.
Saludos

 

Aun parece que drenara humo y sangre..., ceniza, gritos y polvo desde el convento, sus ruinas y cadaveres. Aun parece que la mirada del sadorte prejuzga y juzga, insistente e irrevocablemente, al muerto-no-muerto: al que descubre ese poderoso extasis de las llamas en deglución de las piedras y la carne. Aun parece que el "yo tambien sufro y ello jamas me han ayudado" sobrevive al propio muerto y lo traciende de si a si mismo en la hemorragia que en ese bosque, tras sus pasos, ha dejado en las huellas: olvido y ansiedades. Aun parece que la noche respirara el vaho pegajoso de esa soledad en cuya permanencia y arraigo el sedimento del "yo", de ese "yo", se desvanece en cenizas, gritos y polvo, como el convento mismo. Y peor aun, ese ¡Largaos! no dajara solo a nadie porque ya no queda nadie. Cenizas acabadas.
Preciosa, en verdad, preciosa prosa...

Besos...

 

Impresionante. Tu expresión absorbe al lector. Leer vivencias III me llevó a buscar inmediatamente las anteriores y vaya que no me arrepiento!

Voy por la II.

Gracias.