Voz castrada-.

Mis hijos sobre el cieno,

habrán desaparecido para siempre.

Con voces castradas, vozarrones

de chicos, sonidos embalsamados

de amplios corazones sustituidos.

Mi cuerpo de hombre, hecho trizas,

por las ratas de las alcantarillas.

Seré narciso desapegado que promueve

su desaliento, lo propaga.

Y en las escarchas, en los espejos

de la mañana, en el hielo de las fábricas,

anidaré, gusano echado al cuello de los pájaros.

Mis hijas, sobre el heno resplandeciente,

triturado, dejarán brillantes las alamedas

desvanecidas, por donde paseábamos-.



©

 

Profundo versar entre la pura melancolía que produce el no tener voz ni voto, o simplemente no ser oídos por los de cuellos blancos.

 

Muchas gracias Lexema, un saludo-.

 

BEN, un poema digno de leerse más de una vez,
mis respetos en un abrazo de colores en la distancia,

 

Gracias Guadalupe, un abrazo!!