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XVII

Tema en 'Prosa: Generales' comenzado por romaguce, 12 de Noviembre de 2015. Respuestas: 0 | Visitas: 261

  1. romaguce

    romaguce Poeta recién llegado

    Se incorporó:
    13 de Junio de 2015
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    105
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    89
    Género:
    Hombre
    Hace mucho acaricie entre mis ojos la ternura de su dulce mirada,
    Mime, entre días de verano y noches frías, la suave faz de su trémula sonrisa,
    Soñamos juntos y de la mano, dimos un beso a la muerte y fuimos felices.

    Hace poco sentí nuevamente el incesante calor de los amaneceres perfectos,
    Cuando no huías del silencio de los grillos y de mi somnolienta mano, que buscaba tú regazo, herido por tu propio temor.

    Hoy me siento indefenso ante tanta ternura,
    Mi magullado halo fibrila perplejo ante tu complacencia desacostumbrada,
    Que me sublima,
    Que me eleva a mi más mínima expresión,
    Y que me hace adicto a tus severas caricias.

    Llega la noche y tu nombre retumba en mi cuerpo,
    Me pide tu sola presencia para apaciguar sus momentos suicidas y alucinantes;
    Y ahí estas, alimentando mi dependencia a tus besos, a tus ásperas caricias, a tus miradas crueles, al amor que siempre nos mendigamos…

    Pero no siempre el suave rocío horadaba la ingratitud de nuestras miradas, no siempre nuestros cuerpos repelieron la aspereza de sus espíritus, no siempre necesitamos tanto el uno del otro, ¡como hoy!

    La muerte pasa por mi lado y me ignora, se dedica a otros con mesura, pero desde que tú sombra cubre la mía,
    Ella solo, espera el momento en que nuevamente mencione su nombre para acogerme con esmero, para amarme tras la penumbra de tu aura…

    La oscuridad se hace más clara y menos vacía cuando tú sombra cobija mi mirar en una etérea explosión de estasis, mis pupilas se dilatan conforme el espectro de tu cuerpo empieza a tomar posesión de la poca razón con la que aún no te alimentas y al final, término sumiso a la voluntad de tu índice que me señala el lugar donde debo encallar mis sueños, cuando tu no estas alimentando mi sed a tu indiferencia.

    Hace mucho acaricie la ternura, hace poco el polvo que dejó su espera…

    Hace instantes intente detener el tiempo, retrocederlo, limpiar mis promesas inocuas y encontrar mis promiscuas ideas sobre nosotros,
    Y así tomar, entre mis manos lo poco que muchas veces no pude contemplar,
    Lo que siempre hirió tu perdón hacia tus más apacibles añoranzas,
    Pero no se pudo, me quede atascado en el pasado, en los segundos poco probables, donde la ironía perdono mis caídas y no pude decirte la verdad de mi silencio… donde pude amarte al apagar la luz de lo que nos separa, de lo que no distinguimos al parpadear el tiempo que nos queda.

    Todo termina cuando estamos seguros de lo que vivimos, no hay registro, no hay tiempo que nos espere… hoy solo me queda lo suficiente para sentir la abstinencia de no encontrarnos y de pensar que algunas veces te sentí, que algunas veces te perdí, que algunas veces te extrañe… que muchas veces me inocule tu recuerdo para sentirme a salvo de mí mismo.

    Ya no sé cómo suplicar por la crudeza de tus palabras al encontrarme sumido en el horror de una súplica lúdica y lejana, de una oración que solo escuchan los que no están cerca de verte despertar a la inhóspita primavera, blandiendo tu cruel estandarte de esperanza…

    El vacío sigue mi vaivén, soy el péndulo que busca la exactitud de tu migraña, para sentir el dolor de tus cabellos alejándose de mis manos;
    La noche no cae, soy yo quien cae, bajo la penitencia de lo que ya te llevaste, bajo la efímera destemplanza de tu halo en un solsticio a la muerte hacia la vida que no intuyo, que no siento, que se esfuma sobre una copa de un almizcle añejo que nunca bebimos, en una noche de poca sobriedad, de poca cordura, en una noche que se ocultó de nuestra propia abstinencia.

    Es difícil tener un sueño, no sabes lo que sucederá cuando no despiertes y veas que fue un sueño en otra pesadilla;
    La noche vuelve a caer, y sigo cayendo, ¿no lo sé?... es tan incierto, pero sé que donde caigo, no estás ahí;

    Y caigo en la nada de tu juego, no puedo salir a flote,
    Y juego a la nada… y la nada me detiene, mientras me incinera…

    El viento deja de soplar, y me aleja de tu grial, tus retumbos me acercan a tu ciego corazón acoralado;
    Y me desgarro en tu interior,

    Entre tus sueños…

    Ahora solo necesito pensarte y sumirme en lo más profundo de tu eterno horror… síndrome de mi abstinencia…

    ¡Sin ti!
     
    #1

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