¿Y quién dice?

¿Y quién dice?

¿Y quién dice que no he de extrañarte?
añorarte hasta no dejar de adorarte,
pensarte hasta no dejar de sentirte,
¿y quién dice que no he de llorarte?
Porque nadie sabe cuánto he de amarte,
he de esperarte, en ese camino de rosas mate,
en el dibujo de tu silueta de color carne,
en una sábana con la fragancia que me ha dejado tu aire.

¿Y quién dice?
Que yo no siento ni palidezco,
que yo no he llorado entre un sollozo distante,
que no se me ha ido la vida esperandote,
que la noche se confunde con la silueta de tu sombra,
que la estrella más hermosa me hace pensarte,
¿y quién eres tú para acusarme?
Si llegue o no a amarte,
a quererte, a sentirte, a lamentarte.

Si no sabes de mis noches,
no sabes de mis días,
no sabes de mis silencios,
no sabes de mis cobardías,
no sabes de mis odios,
no sabes de mis alegrías,
no sabes de mis silencios,
y que más oscuras las noches en el morir distante,
a pedazos mi corazón grita incesante,
porque mi voz se ha ido con las noches llamandote.

¿Y quién dice que no tengo alma?
¿Y quién dice que no tengo sueños?
¿Y quién dice que no se vivir sin rencores?
¿Y quién dice que llorando duermo?
¿Y quién dice que te he olvidado?
Si no siente mi alma para afirmarlo,
si no me mira a los ojos para negarlo,
si no se ha sentado para averiguarlo,
si no me has tocado el alma con el latir de tu corazón,
¿y qué dicen si no sandeces?

¿Y quién dice que no le escribí sobre una rosa?
¿ quién dice que no te besé y volé como mariposa?
¿Y quién dice que no fuiste mi prosa?
¿Y quién dice que no te dejé mi piel morena en aquella copa?
Copa de vino, copa de gloria, copa de lágrima silenciosa,
y aún así manda la duda y se hace imperiosa,
¿Y quién dice que yo no fui tu tierra?
¿Y quién dice que tu no fuiste mi sol?
Y sólo avanzo despacito hasta quedarme sin ser,
para no perder el suspiro de una buena vez,
porque si muere mi ser,
mis huellas serán eternas en tu amor que nunca mio fue.

Nadie sabe de mis días, nadie sabe...


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