Yo (No tú)

Yo, tontamente, creí que te escribía poesía, hasta ahora me doy cuenta que apilaba recuerdos hechos palabras, tejía versos maltrechos y me inventaba algo que rimara.

Yo, tristemente, jamás pude escucharte pero cuando te leía me imaginaba una voz tan embriagante como tus versos, ¡cómo sufría con los puntos suspensivos porque sentía que te rodeabas de silencio!

Yo, desesperadamente, quiero gritarte pero jamás me diste tu nombre, solo lo que podías dejarme oír y sentir. Necesito desgarrar mi garganta para decirte que te vayas, que te alejes pero que sea cuando pueda dejarte partir, sin embargo, ya te fuiste, no estás.

Yo, estúpidamente, tengo recuerdos que no puedo desechar, tengo la manía de llamar a un número que no conozco, de buscar en algunas melodías el estado actual de tu consciencia, de tu salud, de tu vida.

Yo, vanamente, repito patrones para que aparezcas, desarmo rompecabezas para volver a hacer las piezas ensamblar pero se van perdiendo de una en una, hasta que ya no quede más.

Yo, claramente, soy solo yo: la que escribe, la única que lee, la que mira por los dos: por el yo que te conoció y el que, afortunadamente, sobrevivió.