zombies suicidas

Difusos los sentidos aturden un tanto al dolor, que va surgiendo de la ansiosa caminata.
La desintegración virtual de su mente, flota en el ambiente.
Luego de este pensamiento abstracto y metafórico.
Carlos recapacita en silencio.
¡Ya nada es lo que parece!
Carlos es un hombre común de 48 años, es argentino, trabaja por cuenta propia, es intermediario comercial, cuenta con una selecta cartera de clientes, a los que les vende productos de contenido erótico, es bueno en el rubro, le va bien.
Carlos tiene tres hijos y esta casado con Emilia una buena chica.
Llega el fin de semana y Carlos tiene un programa.
Hoy el día fue agotador, se siente algo cansado, por momentos lo invadió una sensación de extravío.
En la jornada sufrió leves mareos y curiosamente en ocasiones ha perdido la memoria.
Siempre manejo su cuerpo y esta inestabilidad emocional lo tiene preocupado.
Bien, ya es hora de volver a casa.
Está algo nervioso, dentellea con fuerza, los interiores de su boca hasta sangrarlos.
Intenta controlarlo todo una vez mas, acaso sea ésta la última vez.
Por su increíble percepción, lo intimida un misterioso sabor a miedo.
Esta perdiendo el control.
Buscando un poco de sensibilidad real, hunde abruptamente un lápiz en uno de sus brazos, provocando una sustancia tibia rojiza, la que no reconoce, la que rápidamente irrumpe su extremidad izquierda, vertiéndose desde ese ojo de carne, inducido por él mismo, que gotea literalmente por su mano, aun así, su mente no registra dolor.
Sus movimientos corporales manifiestan desemejanzas distantes, las extremidades manejan una errada información, manifiestan de inmediato, una extraña inmovilidad permanente, difundiéndola por toda su materia.
Su imaginación arroja predicciones indefinidas, la confusión aborda su infecta
psiquis, quizás determinando, un futuro dudoso.
La calle se pone violenta, mientras algunas personas, quedan paralizadas como él, otras en tanto, presas de un brote psicótico, comienzan a autoflagelarse mortalmente, con cualquier instrumento que tengan en mano, incluso se tiran desde los edificios, se prenden fuego, lo increíblemente extraño es que todo lo hacen, desde una perversa felicidad extrema en los rostros, como diabolizados.
Carlos permanece inanimado.
A su alrededor el suicidio en masa es total, se ha transformado en una pandemia.
Unos pocos permanecen tiesos, sufren una parálisis disfuncional, son testigos ausentes de miles de zombies suicidas.
La disfuncionalidad tomó prisionero a ¾ de la población mundial.
Carlos abre sus ojos, aunque siempre los mantuvo abiertos, sin poder ver realmente, lo que estaba ocurriendo en los alrededores.
Toma el control de su cuerpo progresivamente, y en unos minutos vuelve a ser el tipo que siempre fue, trata de entender que pasó con su gente, con todas las gentes, ya que sus ojos retransmiten un saldo sangriento de expiación y automatanza masiva.
Solo que esta vez, no comprende, no encuentra explicación.

 

Ay que relatao tan intensa
con imagens que imrpesionan.
Es bueno tu escrito. Conmueve
aunque sea imaginacion o realidad.
Saludos y Bendiciones.

 

mil gracias amiga!!
saludos
tyngui sanchez