1. Invitado, ven y descarga gratuitamente el cuarto número de nuestra revista literaria digital "Eco y Latido"

    !!!Te va a encantar, no te la pierdas!!!

    Cerrar notificación

Verano de 1990

Publicado por Ligia Calderón Romero en el blog Cartas sin destinatario, relatos y retAzos. Vistas: 973

Verano de 1990
El sol se tendía sobre las calles como una enorme lengua dorada y entre los monumentales árboles grises de la ciudad se colaba la brisa que traía un poco de fresco a la calurosa tarde.
Era día de oficina y llegó una invitación para pasar el próximo feriado en la finca de un proveedor. Los preparativos no se hicieron esperar.
Llegado el día asistieron a la actividad casi todos los integrantes del departamento. Yo, joven y rebelde, me reservé el tiempo para mi privacidad en un esperado largo fin de semana.
La noche invitaba a sentarse en la terraza con alguna bebida fría y una cena liviana y mientras preparaba una deliciosa ensalada de frutas, interrumpió el teléfono.
—¡Hola! —dijo con voz trémula.
—¿Susan, qué pasa?
—Sara está en la clínica con síntomas de aborto.
—Pero si todo marchaba bien en su embarazo. —Repliqué con cierto desconsuelo.
Habían organizado un partido de fútbol entre las mujeres de los dos departamentos participantes en la actividad.
Sara —a quien no parecía importarle su estado— se anotó. Vaya a saber en qué pensaba. Recuerdo que cuando apenas tenía unos dos meses de embarazo, pese a que solo sospechaba de su estado, me preguntó por la fecha exacta de mi última gira y a mi respuesta, se quedó muy pensativa. Aquel mismo día había inventado una gira a un punto de destino diferente al mío, allí trabajaba un compañero de afiliadas que la tenía con sus pensamientos de cabeza.
Inicio de semana, 8 de la mañana y cada quien en su escritorio. Irrumpió una compañera del otro departamento que era vecina de Sara.
—¡Buenos días! —dijo. Sara perdió el bebé.
Con casi seis meses de embarazo, su primer hijo no vio la luz del mundo. Su esposo lloró amargamente la pérdida, ella no derramó ni una lágrima, más bien, parecía satisfecha.
30 de julio, 2012

--------------------------------------

Miro tus ojos de mar
llorar,
profundo suspiro sale;
no vale
de tus flores de cayena
la pena,
desbordada como el sena.
Deja que de tu pupila
broten el nardo y la lila;
llorar no vale la pena.


Ligia Calderón Romero
5 de marzo, 2011
.....................................................................

He vuelto a soñar el verbo
de invierno descalzo y frío
cuando amanece el rocío
en mis jardines que observo
hundidos en la hojarasca.

Cuando amaina la borrasca
de un tirón y sin aviso
lirios y nardos diviso
colgados en la verdasca,
frágiles como luceros.

Hay pensamientos viajeros
sobre el mar y los trigales
que semejan catedrales
cuando los rayos primeros
más parecen los postreros.

Ligia Calderón Romero
6 de marzo, 2008
A ti, a spring, a esthergranados y a 2 otros les gusta esto.
  • César Guevar
  • spring
Necesitas tener sesión iniciada para dejar un comentario