1. Invitado, ven y descarga gratuitamente el cuarto número de nuestra revista literaria digital "Eco y Latido"

    !!!Te va a encantar, no te la pierdas!!!

    Cerrar notificación

Nazareth (Capitulo Cuatro: Propuesta laboral)

Publicado por Robsalz en el blog El blog de Robsalz. Vistas: 29

Deborah estaba en el sillón, con el teléfono en la mano, escribiendo a máxima velocidad, si fuese secretaria podría escribir hasta quinientas palabras por minuto con la devoción que tenía. Acostada con las piernas cruzadas, mientras que yo trataba de inventar algo para la cena. La carne totalmente congelada, porque nadie había tenido la gentileza de ponerla a descongelar durante el día. Yo con las uñas recién pintadas, era imposible preparar algo para cenar antes de las ocho, hora que yo tenía como límite, porque no como nada luego de esa hora para que el cuerpo pueda digerir con tranquilidad y la comida no encuentre habitaciones disponibles en mi cuerpo. Entonces seguí el camino que tomaba siempre que lo necesitaba, una torta de huevos y dos trozos de jamón para cada uno, acompañados de una limonada.

- Mamá, no ¿en serio? – Deborah estaba junto a mí observando con cara de agonía aquellas tortas de huevo – otra vez no.

- Y se va a poner peor, te lo advierto.

- ¿Peor que esto?

- Sí.

- Ocupo terminar de crecer, sabes.

- Pues sí, pero si me ayudaran a hacer las cosas. Si, por ejemplo, tú no tardaras cinco horas con el teléfono o tu hermano no pasara toda la tarde con sus videojuegos.

- Y ¿por qué dices que se va a poner peor?

- Mañana empiezo a trabajar. Me llamaron de la floristería y vuelvo a trabajar ahí.

- Y ¿quién hará la comida?

Eso era yo para mis hijos, una criada que lavaba la ropa, que además planchaba, cocinaba y aseaba la casa sin derecho a cobrar. Ya había trabajado en la floristería anteriormente, la verdad es que el trabajo se me daba bien y el turno que me habían ofrecido tenía buen horario, trabajaría de ocho a tres, con tiempo suficiente para mis cosas. Los hombres de la casa tampoco estaban enterados, lo supieron esa noche, luego del jamón y los huevos.

- Dinero es dinero – así dejó Alejandro claro, que estaba de acuerdo con que volviera a trabajar, le hice una cara de asombro, ante el ánimo tan descomunal que mostraba por aquello. Luego se fue a la sala, encendió la televisión y se puso a observar un partido de fútbol que por la claridad del día no era de aquí.

- Recuerda – le dije a Deborah – no busques un hombre que cubra tus necesidades como mujer, no lo vas a encontrar.

- Y ¿yo? – dijo Gabriel, que estaba jugando con una de las rebanadas de jamón – imagino que tampoco me ves cumpliendo las expectativas.

Miré a Alejandro, ido en aquel partido, luego lo miré a él. Quizás el problema en sí no era que Gabriel fuese hombre, bueno, ese era un problema. Pero el problema más grave es que no tenía el mejor ejemplo a seguir.

- Hablaremos cuando tengas novia ¿te parece? – no pareció muy convencido y entonces se levantó, fue donde estaba Alejandro, se sentó con él y ambos se quedaron dormidos mirando el juego.

Deborah recibió una videollamada de una de sus amigas para invitarla a una fiesta y yo busqué ropa para mi primer día de trabajo. El amanecer encontró a Alejandro con dolor de espalda por dormir en el sillón, a Gabriel con la cabeza en los regazos del papá, al televisor encendido con un programa de aeróbicos, a Deborah bailando sin música en la puerta de su habitación y a mí arreglándome las cejas para ir a trabajar. Ojalá los hombres cumplieran las expectativas que las mujeres tenemos sobre ellos, pero esas cosas, pasan muy rara vez.
Necesitas tener sesión iniciada para dejar un comentario