La guerra de los 100 días

Me preparo para mi batalla.
Mis adversarios:la enfermedad
el dolor, el miedo,
la soledad.
Mis armas: La voluntad, el amor,
mis ansias de vivir.
El campo: cada minuto, hora y día.
Como un guerrero
me coloco mi armadura: el valor
y le pido al dios en quien no creo
su invisible compañía.
Cierro los ojos y los puños,
casi se detiene mi corazón,
siento el alma a flor de piel,
tomo mi espada-voluntad
y mis fuerzas se abaten
ante mis enemigos,
mientras las lágrimas
resbalan a chorros
sobre mis mejillas.
Y caigo... y me levanto
una y otra vez.
Y en cada crepúsculo
parece que ellos ganan
pero yo se que he de levantarme
con más fuerza cada mañana...
Quizás no gane nadie,
quizás la batalla se prolongue
eternamente...
Tengo la gracia de desconocer
el futuro,
de desconocer el día de la muerte.
Mi ignorancia me regala
esperanza...
La esperanza de ganar
esta guerra...
y del fondo del averno
me levantaré
una vez más...

 

Es una dura y cruda batalla contra temibles adversarios,
que nadie más puede ganar...solo tú, Ana
Muy bien estos versos, guerrera, muy reflexivos para situaciones semejantes
Mis respetos y saludos
Sergio

 

Gracias por tus palabras. Te dedico una lágrima que acaba de caer sobre mis manos. Un beso desde el otro lado del mundo...:::hug:::

 

Seguro que con esa batalla gana la poesía, tu poesía, me gustó
Un saludo

 

No hay peor derrota que la rendición antes de la batalla; tu ya ganas, ya tienes la posición tomada, el enemigo deberá pelear fuerte para vencer, pero tienes la ventaja que ya sabes quien es y como defenderte.
Ahora te entiendo Ana, y reafirmo lo mismo que te dije en mi reconciliación.
Una bella y ejemplar historia de fe interior. Un gusto leerte y ya te admiro.

Besos y abrazos del alma.
Daniel