La taza.

Los sorbos van secando gradualmente la taza,

la triste taza de mi tarde y de mi mesa,​

demasiados sueños, innumerables… pesan...​

los que su blanca porcelana con magia enlaza.


Reposa efímero el café e infinita la espera,​

la mesa sostiene a su platillo que la tiene,​

los años franqueados en fila desesperan,​

nuevas primaveras, nunca nada se detiene.


Taza mil veces lavada, rota, repuesta, dime:​

¿porqué me hablas todavía ilusionada?​

Cansado sueño de las horas, espuma dorada.​

La cafeína me trastorna ,mis versos esgrime.​

​

 

Bellos versos, con algo de melancolía.
los distruté, gracias.

PD: yo también escribi de un taza, claro, me quedo con la tuya.

 

Hay que ver Alfredo lo que se puede hacer con una taza, un abrazo

 

Excelente el realzar a la poesia un objeto cotidiano y casi intimo, aplausos, muchos.

 

Me fascinan las tazas y esta la dibujas hermosa... ¡cuántas imágenes nos regalas con estas letras! Abrazos,
Silvia

 

Es hermoso cómo has maquillado un paisaje de nostalgia y tristeza en una taza.
Excelente poema.

Un beso.

 

Me han pasado sensaciones parecidas amigo.Parte de lo que somos está en las cosas que usamos o compartimos. la taza de café nos habla. aBuena idea y la has desarrollado con mucho talento. Saludos y hasta pronto.

 

Excelente poema, estimado Alfredo,
con la ayuda del café, tu espírtu,
aún lucha y tiene esperanzas;
un saludo cordial,
edelabarra