Raphsodia No. 4 (79)

Esmeraldas incrustadas
en tu maravilloso cuerpo
hábilmente cincelado
con sabíduria.

Perlas adheridas a la
magnificencia de tu
delineado cuello
majestuosamente altivo.

Grandes y hermosos
rubíes asoman por las
ventanas de tu alma,
iluminando así mi vida.

Camino de diamantes
es tu dulce boca de
labios suaves y tiernos
que desprenden ríos de miel.

Topacio y amatista
se conjugan para dar
forma a tus senos que se
yerguen como montes de mil sueños.

Mármol aderezado con
alabastro bellamente púlido
son tus exquisitas y sútiles
piernas, rituales de mil caricias.

Por un mar de plata
fundida navego al
posarme en la delicadeza
de tus caderas, altar de miradas furtivas...

Mil bosques de maderas
exóticas dan vida a la
tierna enredadera que cubre
tu tesoro virginal.

De oro es tu cuerpo...
tu delicada figura
que se levanta imponente
ante la mirada fugaz
de mis ojos.

 

me ha gustado la brillantez de tu poema, muy bien adornado con hermosas imágenes y metáforas, mis aplausos para tu pluma.