Muralla de agua negra

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[TD="colspan: 2"]Yo intentaba curar una epilepsia marina
como los niños que pisan a pie descalzo
el pecho de la muerte.
Comenzaban a nombrar las gaviotas el atardecer sangriento,
la atrocidad de las pescaderías.
Las cabezas de merluza eran el apéndice de la sofocación.
Ahora que lo recuerdo, amor mío, tenias puesto el maquillaje de ausencia
y andabas
con tacones de permanente miedo a las alas de noche.
Yo te mostraba vidrios podridos, capullos de arena
inertes y luminosos.
Y hablábamos de asuntos inventados por los mendigos:
cómo dormir sobre piedras que acosan el sueño,
qué iglesia se cura de olvido, qué dios no es el clon de la multiplicación inútil
de ratas y rascacielos.
Abrimos una botella, entonces, con los dientes.
Desde adentro volaron el alma de las uvas y el precio de los otoños pasados.
Algunos insectos se posaron sobre tu cabello florecido,
tu cabello en el zumbido de lo efímero
como una muralla de agua negra.[/TD]
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Marius, cada día te superas en calidad y en creatividad. Metaforas muy sugerentes y demoledoras. Muy buen poema, querido amigo. Te felicito. Un cielo de estrellas para ti y un fuerte abrazo.