De como nos acribilla a veces la tristeza

De cómo nos acribilla a veces la tristeza

con su mala hora y su fusil de pena
enterrada bayoneta en el confín
nuestra mirada
es solo vidrio roto que sangra transparente

¡Cómo nos despedaza a veces la tristeza!

Y vueltos/as pizcas de carne derramada
entonces nos lanza otra vez y otra vez y otra vez y otra vez y otra vez
feraz e interminable
contra las cortezas crispadas del sol
o a las fauces de las pequeñas criaturas
insensibles y hambrientas
que malhumoradas nos devoran todo

¡Cómo nos acuchilla el alma la tristeza...
implacable, repetidamente.

Suerte que sabemos-podemos
regenerarnos desde cualquier micra de vida
suerte

Pero aún así, cuánto hay que poner
¡Cuánto nos cuesta!


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En un febrero de gallos / 2014 / César Guevara
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Letras con mucha profundidad nos dejas César donde
esas pinceladas de tristeza realzan la belleza de tu
sentida inspiración y es que a veces cuando se presenta
no se puede remediar. Ha sido un placer poder pasar por
tu espacio. Un abrazo. Tere

 

Gracias, Tere.

 

La tristeza que nunca se vacía, que nos deja el pecho constantemente herido...tal vez la más fatal de las tristezas es a la.vez la mistica transparencia de un alma totalmente sublime.No te quepa dudas,los que sufren son gente clonadas de otras eras,auque muchos no comprendan y auque piensen,que se sufre solo con quererlo,no es así, simplemente hay cosas que no las aguanta el pecho.No importan que otros no les duela,el mundo es demasiado grande y pequeño a veces para uno...si los grandes leyeran esto ellos mismo te dirian,la alfonsina la Getrudis,todos todos han padecido de este mal,afortunado,que es tristeza.Besos.Te iba a dejar repu.Pero no me dejo.Volvere a dejartela cuando me deje.La mereces.

 

Profunda letras menos mal que la tristeza es de venida e ida, viene y se va es una parte del circulo de la vida

 

Intenso, profundo, con toda la rabia que alimenta a la melancolía,
nos entregas este magistral poema. Impacta, invita a reflexionar.
Placer inmenso de leerte César, gracias por la oportunidad, salud.

 

Gracias, hermano. Así es, ida y venida, crestas y valles, lo más alto y lo más bajo de la ola, pero nunca indiferentes ante ella.

 

Con un abrazo, compañero Ramiro, gran poeta. Muchas gracias.

 

Mayor reputación que un comentario tuyo no creo que haya, o mejor aplauso para un poeta.

Sí, hay dolores tan difíciles, tan profundos, tan tenaces. Y sí, hoy en día la mayoría de la gente prefiere subvivir para menos sufrir; es pragmático, evita el dolor pero irremediamente evita también el estar completamente vivo/a; la superficialidad, el esnobismo y la rutina constituyen un coctel de falsa vida que narcotiza y torna idiotas a las personas... yo a veces he querido tomarlo, pero de pensarme idiota y perro-faldero de otros/as vuelvo a recoger mis ganas -por pocas que me queden- de seguir viviendo a toda vela. ¿Heridas? Por supuesto; dolores, decepciones, no hay manera de evadirlos o a veces te toman por sorpresa (hay días y sus noches tan difíciles). Con todo, creo que vivir vale las penas -grandes y pequeñas- que con la vida llegan.

Un abrazo muy fuerte, muy sentido. Gracias por visitar las letras tercas de un hombre viejo.

 

Sin embargo, hay personas que no encuentran el camino para superarla. Muy cercanamente mi abuelo materno murió de tristeza luego que falleciera mi abuela. Como a el, les pasa a muchas personas, sin embargo, salvo estas referencias, coincido en lo que nos cuesta, y mucho, reencontrarnos y medio de tanta oscuridad, y distinguir ese haz para hallar el resto de la luz que nos espera.

Grato placer leerte de nuevo César.
Un abrazo!
Camelia

 

Todo nos está hundiendo siempre hasta la nada. Supongo que nuestro instinto por la vida es la respuesta neguentrópica de la naturaleza a esa situación. La tristeza es solo otro de los depredadores que nos acechan. Sí, se vuelve difícil, a veces imposible quitársela de encima. Como lo fue para tu abuelo, como lo fue para Ingrid Jonker, Alfonsina Storni y tantxs otrxs. La tristeza...

Muchas gracias por quitarle la soledad, la triste soledad, a este poema, Camy de las Camelias.