el taxi viejo

lA señal de la santa cruz
la hago con alegría
para comenzar el día
con estima y pulcritud
no importa la senectud
porque sobran los reflejos
todavía voy bien lejos
con algunos de mis clientes
pero siempre estoy pendiente
de mi pobre carro viejo.


Cuando llego a la parada
nadie toma mi carrito
porque lo ven muy viejito
y la puerta mal pintada
hasta una embarazada
que va con emergencia
muestra su indiferencia
con una mala mirada
ríe y sigue sentada
con su cara de indolencia.


Después de una plegaria
que invoco al Dios Divino
me topo con el vecino
que va con su Secretaria
caminando a Malaria
porque no tienen dinero
y quiere llegar primero
porque él tiene la llave
pues, la duda no me cave
que me pague en enero.


Muchas jóvenes modernas
tambien viejas orgullosas
se las dan de pretenciosas
con esa mente enferma
ellas piensan que son eternas
cuando ven mi cafetera
nunca piden la carrera
corque no quieren compartir
pero al tiempo de morir
la sepultura las espera.


Cuando hay una tormenta
si conocen a mi carro
entonces yo no me paro
porque no las tomo en cuenta
no es que me arrepienta
dejar esa carrerita
pero a esas jovencitas
hay que dejarlas plantadas
pa que se vayan mojadas
y pierdan esa mañita.


Pa los nuevos tienen plata
a los viejo piden fiao
muchas veces me ha tocao
hacer carrera barata
aunque después me haga falta
pa comprar la libra de queso
no me queda pa los huesos
ni siquiera pa el topocho
para hacer un buen sancocho
a ver si me enderezo.


Oscar Pineda Gómez.

 

un suceso cotidiano que no pasa con el tiempo, saludos