Vitral roto.

Huyo de la tristeza y azorada
vago en prefabricadas alegrías,
que viene Navidad, las letanías
al niño, la sonrisa azucarada.

La bondad la tenía yo guardada,
junto con esferitas, mercerías
de paz, amor y mil galimatías,
pero no hallo el espíritu por nada.

¿Será que hay que ser niña zalamera
y buscar en los trastos de la abuela
un regalo en que brille la mirada?

¿Será que no quiero que se muera
mi hija en Navidad?, ¿Será que vuela
mi alma hasta su tumba tan helada?

¿Será que se me ha roto mi cristal
y el vitral ya no brilla a la alborada?​

 

Algunos vivimos con vidas rotas, pero las fiestas navideñas se prestan para darnos ese motivod de alegría
en sus huellas dejando un besos sabor a amistad

 

Guadalupe, gracias por tu amable comentario que me acompaña. Un abrazo.

 

Muchas gracias, María Baena, por pasar y comentar. Feliz Navidad.