Blanquita

Estamos en la curva del camino
en la que todo puede suceder.
Detrás quedan kilómetros de recorrido;
y allá, casi en el silencio del olvido,
el niño que fuimos ayer.

Quisiera recordarlo paso a paso.
Revivir mi vida junto a él.
Disfrutar de mi infancia
mirándome en su espejo.
Reencontrar el pasado, de mi vejez.

Infancia feliz, de tiempos que se fueron.
Ser un niño grande, hoy quisiera ser.
Ir de nuevo a la escuela
vestido de uniforme.
Besar a la maestra que me enseño a leer.

Frank Calle (30 Mayo/ 2022)

 

Así es Frank, a veces el deseo de retroceder se hace presa de nosotros, es lindo pensar
que quizás pudiésemos volver a ser esos niños de antaño, tantas vivencias e ilusiones
que dejamos atrás, pero lavida es para adelante, aunque siempre es hermoso el recuerdo.
Me encantó este momento mágico de tus letras. Besitos cariñosos vuelen a tus mejillas.

 

Hola amiga, ciertamente soy muy dado a los recuerdos, y aunque no posee una memoria prodigiosa, más bien lo contrario, guardo los nombres de la mayoría de mis maestros a lo largo de la vida. Y la primera fue Blanquita, una ancianita que tenía una escuelita de barrio de una sola aula. Por tanto, atendia a no menos de 15 niños, con edades entre 5 y 12 o 13 años. Parece cosa de locos, y absolutamente contra todas las teorías y normas de enseñanza. Pero allí aprendí no solo las primeras letras, sino que viendo tantos contenidos diversos, prácticamente aprendí varios grados de un golpe. El resultado fue que, un año después, mis pasdres pudieron trasladarme para una escuela mejor, y para asombro de los nuevos maestros, con solo 7 años yo dominaba la lectura y la aritmética, así que me pasaron directo para el 4º grado, pero a los pocos días vino un inspector del Ministerio y al verme tan pequeño, preguntó que edad tenía, y conociendo que solo tenía 7 años, le explicaron al Director que las normas no permitiían que un niño de 7 años estuviera en el 4º grado, así que finalmente me pasaron a 3º. Pero esa decisión legal no le resto valor alguno a la maestra Blanquita, porque logró que aquel niño avanzara más rápido que el resto, aunque por recomendaciones sicológicas me enviaran para el grado inferrior.

Un abrazo,

Frank
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Retroceder es no olvidar, amiga. mantener vivos ciertos recuerdos nos hace más humanos.

muy agradecido por su comentario.

Frank
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