El miedo y yo

Es un teatro de títeres negros, una espuma
que ahoga la verdad de los telediarios, el frío glacial
que suicida al verano, un fantasma de ojos grandes
que sobrevuela mi noche. Su poder es de abrigo
y de temblor, agita mis manos, desnuda a la tranquilidad
que yace en la intemperie, niega el sueño con armas de vigilia,
su voz se oye como un susurro despiadado de turbación y desdén.
Mata mi dicha con la cólera de lo posible, yo sé que no es real,
sé que la flor de los hechos solo brota en el presente. Si hoy
luce el sol no sé por qué imagino que llegará la tormenta.

 

A veces el miedo trae consigo malas vibras, pero bueno si la tormenta llega no queda más que afrontarla y salir de ella lo más pronto posible, un placer recorrer su espacio saludos!

 

De esos juegos de la mente que llamamos miedo. Inevitables y terribles. Creo que algunos los sufrimos más y tiene que ver con nuestra historia de vida.
Siempre grande, siempre tus palabras activan la imaginación y se pintan de realidad profundamente humana. Un gusto como siempre pasar por los excelentes trazos de tu pluma estimado poeta. Un abrazo.

 

Gracias por leer y comentar. Un saludo cordial.

 

Gracias, Gerardo, por la visita y la amabilidad del comentario. Un abrazo, amigo.

 

Ese bellísimo cierre delata una saludable vena de pesimismo acaso fraguada por la experiencia, como el eterno terror de huir corriendo de lo desconocido hasta dar la vuelta para encararlo, en un arranque de valentía, y descubrir que somos nosotros mismos.
Gracias mil, amigo Ramón. Siempre es satisfactorio leerte. Abrazos.

 

Gracias a ti, Pedro, por leer y por el amable comentario que dejas. Un fuerte abrazo.