Antes del agua

Profundo mar


la violencia de tus olas

aquí ​

abajo
​

apenas es un leve remolino



oscuro mar



no necesito luz para encontrarte

antigua sirena
de mirada animal
y alma angélica

extraño ser
herida de amarillo coral
por siempre sumergida

tus escamas de sal
se quedaron

sueltas

en la arena​

tendidas y eternas
para espejar las estrellas

mi aire es el origen sideral

de tus especies​

porque soy como un antepasado
de todas ellas


antes del agua

respirábamos otro oxígeno


una mezcla radiante
de polvo y luces

por debajo de tu piel revuelta

te he tocado​

mar​

a través de las montañas

hundidas




​

gaviotas muertas

de tiempo
​

caen abatidas









hasta el fondo



ofrecen sus vidas
como perlas

el barro submarino
acoge sus lágrimas
para que nazcan nuevamente

como una sal
que penetra las nervaduras

de tu jardín​

así​

yo te he visto

porque he abrazado
la intimidad de tu enramada

mar
​

yo he rozado

—con las yemas de mis dedos—


lo hondo de tu espíritu

 

Nobel para tu grandiosa poesía Daniel.

 

Ciertamente no ha de ser para tanto. Pero la escribí muy sentidamente y se agradece mucho, Natalia.
Abrazo desde el insolente frescor de esta primera noche de primavera.
Dani.

 

Hola, querida Rosmery. ¡Muchas gracias por el tiempo que dedicaste a leerme! Ese es mi mayor gozo. Tienes razón. El poema cuenta una íntima historia. Tu sensibilidad y percepción te permiten ver lejos más allá de las imágenes. Tal vez más lejos de lo que podría suponer. Lo agradezco también.

Desde luego que valoro mucho la delicadeza de tus palabras. Acarician mi alma. También sirven de consuelo.
Agredecido contigo por todos mis costados, te envío un abrazo cordial hasta el próximo encuentro literario. Con afecto.
Dani.