Décima de la interzona del Guadalquivir

viento de arena roja
en espeso marjal
útero de juncal
la senda de la coja
frágiles pies remoja
las rotas estaciones
viento sin oraciones
lento Guadalquivir
lodo a medio vivir
olvidando canciones

la vieja reina mora
Tartessos se sumerge
marisma que converge
refleja sin aurora
el espejo que llora
la torre de marfil
sin custodio alguacil
agua túrbia cubriendo
los deseos hundiendo
corazón sin vigil

(el tiempo se ralentiza)

Alta yerba lagunera
interzona que se inunda
en la dermis más profunda
la grieta de la albufera,
y la burbuja no espera
se lleva todo el sonido,
asciende un sordo gemido
de la ahogada en amor,
dedos que encuentran la flor
lo blando toma el latido.

 

En realidad es un poema encubierto.