Sin despedida - (Ranchera)

Amor, amor, amor, ¿dónde estás?
Yo siento que estás conmigo,
no puedo aceptar que te has ido,
tu ausencia me ha destruido,
y no quiero vivir más.

Amor, amor, ¿dónde estás?
sé que aquí sigues presente,
todo fue muy de repente,
no te has ido para siempre,
aunque nunca volverás.
Ya no puedo con mi pena,
esto es más que una condena,
no me puedo consolar.

Amor, amor, no te quiero olvidar...
Dicen que el olvido llega,
cuando menos lo imaginas,
otro amor se va acercando,
poco a poco va borrando,
el recuerdo de este amor...

Si te olvido para siempre
será porque ya a mi vida
le ha llegado la hora
y ni mi nombre recuerdo...
Mejor prefiero estar muerto
que borrar de mi memoria
los días de nuestras glorias.
Ya no puedo con mi pena,
esto es más que una condena,
no me puedo consolar.

Frank Calle (20/ feb/ 2024)

 

Es una ranchera bastante triste. Espero que conserves tus recuerdos pese a todo.
Un abrazo, Frank.

 

Recuerda que son temas que se me ocurren, casi siempre de golpe, y esta nació hasta con música, solo que yo no sé escribirla. Pero ya aparecerá alguien que la complete.

Un abrazo,

Frank

 

Una ranchera con todos sus ingredientes mi querido Frank, que bueno que te aventuras por esos
campos difíciles de las canciones. Tu pluma mágica da para todo.
Besitos cariñosos vuelen a tus mejillas.

 

Estimada amiga, me deja muy feliz con ese comentario. Por muchas razones, mi profesión de cuna debió ser músico compositor, Mi madre fue un ángel como persona, y como ángel cantaba. De muy joven fue integrante de una gran coral, de las más importantes de Cuba, pero después de casarse,como corresponde a una ama de casa, de la época, se retiro del canto definitivamente, pero no había un día que no cantara repertorios completos. Y mi padre, fue fabricante de discos, trabajó como director de la planta disquera más grande de este país, y se movía entre artistas famosos de la época. Y de aquel mundo fascinante para un niño, yo era como la mascota de la fábrica, `pues además colindaba con nuestra casa. Con todo eso mezclado, ya desde antes de los 8 años, comencé a hacer poesías pequeñas, que como buen caballero regalaba a las niñas del aula de 4to grado... Y como las niñas por lo general se van delante en muchas cosas a esa edad, alguna de ellas me declaró ser su novio, y yo me preguntaba que significaba eso de ser novio, pero más temprano que tarde lo supe...
En fin, como se dice popularmente, la música y la poesía me vienen de la cuna, pero es el caso que la vida me arrastró hacia otros mares, pues al triunfo de la Revolución Cubana, poco tiempo después la fabrica fue intervenida, y sus dueños, se fueron de Cuba. Poco tiempo después el gobierno de la época la cerró definitivamente, y mi vida giró 180 grados, y terminé metido en las Ciencias y al rato, en la ingeniería...

Ha sido un placer comentar estas viejas historias de mi vida. Un abrazo,
Frank
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