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Bravo. Poeta. Bravo.

 

Noto una sensación melancólica en tus versos, quizá como de la belleza perdida del mundo y de las cosas. Hay poemas que se degustan lentamente como un buen licor. Este tuyo lo es. Me gustó y lo disfruté. Un abrazo, Carolina.

 

Muchas gracias, Vazquez por tu amable comentario.

 

Gracias siempre por la dedicación a los escritores, querido Alde. Abrazos

 

Gracias, querido Ramón. Bien lo has dicho, se refiere a la mirada de una persona que ve perdida esa belleza del mundo y de las cosas, que por momentos pierde el sentido de la existencia, y sin embargo tiene nobleza y virtudes que la hace desde mi perspectiva mejor persona que muchas.

 

Ese microorganismo es resiliente: sobrevive todas estas sobrecogedoras imágenes de abandono y desolación. Dichoso quien pueda hacer simbiosis con su chispa. Es un poema muy de los que me gustan para saltar de un puente y caer en una taza de café en una mañana fría.
Muchas gracias por compartir, amiga Carolina.

 

Gracias, querido Pedro. La resiliencia es fundamental, me quedo con la taza de café, un salto a la vida es saludable.

 

tiene esa dulce nostalgia...que termina construyendo otras.
Ha sido un placer leerte poeta.
saludos.

 

Es un poema que, como esa luna fría, deslumbra desde una distancia emotiva, dejando rescoldos cálidos al final, envolvente y evocador
"se desnudó la casa, dejó ver sus cimientos" la fragilidad de lo que antes parecía firme, como si las raíces del hogar o del recuerdo hubieran quedado expuestas.

 

Sasha, Paco, muchas gracias por sus bellos comentarios. Les abrazo.