También escribo para no olvidar

Nos escribimos sobre lo que se borra,
en los caracteres desocupados,
en el palimpsesto de los segundos;
somos la tinta de nuestro encuentro
en una corriente
y el agua que desalojamos:
la piel soluble, la fugacidad del nudo.
Nos leemos lo cincelado porque hay viento,
intemperie y la grieta cada vez más grande
por donde entra lo desconocido.

Repetimos el párrafo de nuestros labios
hasta lograrlo de memoria: humedad
que alcanza el resplandor del astro,
el sabor de una pizca de canela
en el acantilado de una taza,
algo que vive sus mejores tiempos de boca
porque alguna vez será el rubor desteñido
en una servilleta
donde nadie descifrará el beso que hallamos
y del que nunca jamás salimos.

10 de febrero de 2025​

 

Y a nosotros no se nos olvida lo bien que escribes. Un abrazo, Pedro.

 

Yo también escribo para no olvidar.
Pero no sabría decir tan bien como tú:
"...el sabor de una pizca de canela
en el acantilado de un taza..."
Un gusto la lectura Pedro.
Gran saludo.

 

No, no se murió el Amor, nadie lo mató, menos yo; lo están preparando con una caravana que lo llevará por unos caminitos (cuesta arriba) de florecitas y pencas y maripositas .
Brindo con un shot de insulina por tu #pinchelirismobaboso.

Abrazos y chanclazos.

 

Eres muy amable, amigo Sergio. Muchas gracias por las cálidas consideraciones hacia los textos y mi persona.
Va otro abrazo.

 

Me da mucho gusto que te hayan gustado estas líneas, amigo Riolita. Gracias por pasar y comentar.
Va de regreso otro cordial saludo.

 

Sé que el Grinch se puede robar la navidad, pero no había escuchado de una Romi que se robara el San Valentín, ja, ja. Digo: Róbate, mejor, al marido de la prójima; ya luego se lo devuelves con un billetito de cinco dólares por el menoscabo que pudieras causarle a su propiedad.

Mañana iré al Festival del Cerro, subiré la colina del Elefante, beberé pulque, bailaré huapango y miraré como el sol de febrero se enreda en los ojos de aquella a quien llamas cara de caballa, pero sin la cual el mundo se caería en la negrura porque ella lo sostiene con su andar de ola y de espiga, con su luz esbelta de lucero a punto de ser mirada, con su voz que es viento para afilar pedernales, con su talle... ¿Así o le pongo otros tres kilos de caramelo viscoso? Ja, ja, ja.

Qué mala que eres, de veras. Bueno, ya tú sabes: testimo. XD

 

Hermoso
Gracias

 

Letras de gran intensidad, de momentos que tal vez ni siquiera podamos traducirlos en un papel, pero escribimos para no olvidar y por la importancia de los recuerdos que se vuelven relevantes o trascendentes, hay cosas que no queremos se vayan de la memoria porque nos dieron calor de vida.

 

Un verdadero placer detenerse en tu obra y disfrutar de tu pluma amigo Pedro.
Siempre un fuerte abrazo desde los poéticos cielos de este halcon.