Una Vela Y Un Palillo

Era un solitario palillo abandonado
en las entrañas de una caja de fósforos dejado
y una vela que se conformaba con poco y se encendía
para iluminar una estancia como ninguna otra sombría;
él era nuevo, joven y gran prestancia demostraba;
ella daba su cera que se derretía en la llama
y sobre una mesa caía, reluciente, posesiva,
pero enseguida que lo hacía se moría endurecida
y nada la podía hacer cambiar ya fría;
por eso, aun pequeña, la flama persistía
en mantenerse viva y encendida,
y seguía ardiendo ya casi consumida;
mientras la cera voluptuosa se daba y se ofrecía,
el palillo de fósforos, el último, aguardaba
que de servirla, ella le diera una ínfima esperanza;
así juntos los dos del fuego dependían:
ella, de no apagarse, tenía la vital necesidad,
y él, de volverla a encender, la cabal seguridad;
ella, en tanto cálida, fácil se dejaba modelar,
él, confiado de su suerte, se entregaba a esperar;
todo fue hasta que una ráfaga de viento la llama sofocó
y una gota de lluvia el fósforo mojó;
tibia e inerte, ella; entumecido e inútil, él;
ella envolviéndolo, y él dejándose envolver,
fundidos uno en otro, los encontró el amanecer:
quién diría por qué sus ilusiones no pudieron ser,…

 

Buenísimo!!! Me ha encantado tu poema, los amores entre una vela y un palillo. Estupenda metáfora.
Estrellas y un abrazo

 

CIBELES,
muy bien por tu delicada y fina sensibilidad en aoreciar esta metáfora;
GRACIAS por pasar por estas letras traviesas,
Un abrazo,
Bolívar.