Trinos en la Profundidad

Amar es algo más que traer un poema
inspirado en la verdad.
Es tanto como apropiarse de la lluvia,
como quedarse solo donde la soledad reina.

Uno y diez mil días quedarán a mi retraso
desalojados al sol como el pestañeo incrédulo del cambio.

Jalonado por la fuerza de la vivencia acudiré al cielo,
acudiré a mirarlo por primera vez
desde el perdido reflejo de tus ojos.

Cuan temprano para traer de vuelta lo que dije,
y cuan tarde para reponer el sentimiento que ahora viaja a la deriva...

Corazón que aprendió a reponerse en el instante,
a jugar a que los súbitos corrían,
y que vio al venado herirse gracilmente
mientras intentaba perseguir al ocaso
en busca de su calma.

Trazo asombroso de la nube,
carril objetivo que afino a a la mirada.
Vuelo de la esfera, frío imperceptible donde se refrigeran las estrellas.
Norte mudo pesado de montañas,
en la lejana perspectiva se haya todo
cuanto recuerdo de tus cielos.

Mezclas ardorosas en una cuenca
por la que discurre la evolución de un tronco.
Tierra, glóbulo intersináptico de color azul;
Luna pausada que nos dice,
este es el lugar hecho para que floten los reflejos,
para que beban agua los pequeños,
para que den a luz los hados tempraneros de tus sueños.

 

Me gustó el clima que arma.

Saludos
Luis

 

Profundo. Es una meditación sobre el regreso a lo genésico, a un viaje primordial que ya olvidamos, pero que vale retomarse,

carlos