Renacer

Aquella noche corrí
hacia las colinas que miran
con los ojos sangrientos
huyendo de mi dolor,
oré y busqué mi redención,
mostré mis manos manchadas
hacia tí, mi Señor.


Clavé mis rodillas
en la tierra
y grité tu nombre
diez veces entre
la lluvia que limpia la sangre
de mis ojos tan sucios
por todo lo que han visto
y han deseado
en los cuerpos desnudos
podridos de pecado.


Y ahorá mi Señor,
he nacido de nuevo
entre las aceras atómicas
de esta ciudad podrida
de oro y envidia
y ahora bajo la lluvia
camino de nuevo hacia la colina
de los ojos sangrientos
con la navaja entre mis dedos
y destruiré mi cuerpo
con mis propias manos
cortando y desgarrando
hasta que está lluvia
limpie mis despojos y mi corazón
para poder ofrecer
mi alma limpia
a tí, mi Señor.







​

 

Esperanza y fin marcan los polos de su escrito compañero Maleno. Esperemos que ese lado de la oculta magia, esa que omite fanaticada y satanismo, sea la carta que lleve bajo el brazo.

Intensidad, su escrito tiene intensidad.

Saludos​

 

Desgarrador.

 

Gracias David Valdes y Niñata por leer y comentar.

David, por supuesto que, como dices, la carta que llevo bajoel brazo es la del más absoluto fanatismo. Satanismo no, todo lo contrario: salvación.

 

¡Renacer siempre, todos los días! Comparto esa imagen de la lluvia como purificadora. Un saludo

 

Duro y fuerte poema un placer la redencion de tus palabras.
Saludos