Me descubriste.

Al despertar un día me encontré vestida de sangre,
cumplía una vida desde que vi mi propio cuerpo,
condenado a la ira, envuelto en su propia desgracia,
corrí casi dormida a salvarme de la muerte y del tiempo que pasa,
pensando que si no me escondía, moriría para siempre…y no morí.
Tan fantasmal me sentía, en un cuerpo de adulta con mente de niña,
tan pobre y tan rica de primavera sin sol ni luna llena,
me consumí en la vergüenza, ya sin refugio me sentí desnuda.

Bajo el sol y su sexo, descubrí milagros y colores,
me sentí alimento de piel, piernas y pechos,
amor ardiente de palabras y no hechos…caí sincera en cuna maldita;
mariposa en red de arañas…tan hermosas fantasías,
mi amor y mi ternura hecha un nido de calor y aromas,
me entregue con túnica de inocencia pura,
a brazos fuertes y ojos solitarios,
con sus manos me moldo mujer y musa de eterna espera y lagrimas confusas.

Te toque tan fuerte y pensé ilusa que tocaba tu alma,
te abrace y te sentí tanto, me ilusione al llegar al cielo,
arrancaste mi ropa y mi alma, mi boca,
mi piel con tus manos….mi corazón con tu cuerpo...me dejaste vacía.
Tan simple era amarte, sin dejar cicatriz alguna en tu orgullo,
tanto que era para mí imposible no sufrir por tu olvido,
me dejaste como luna menguando en la noche,
tan triste y niña solita en un nido de amor y desprecio.

Al despertar un día volví a jugar, en las hojas y en el día,
corrí hacia la vida…ya no para esconderme,
sino para volver a verme, tocarme y sentirme viva,
cuando por fin el olvido tapo lo que dejaste,
el tiempo sembró en ti un recuerdo de sal y flores,
era yo en tu pasado, llenándote de sabores,
de mar, viento y sur, de mi piel y sangre,
volviste a buscar eso que dejaste y a descubrir en mi otra vida.

 

Un triste descubrimiento en verdad...gracias por su bienvenida, saludos.