La mesa del abuelo

La mesa del abuelo...es una mesa
donde el pan me supo a trigo amanecido.
Donde fue el rezo cada día una promesa.
Para aprender y crecer fortalecido.​

La mesa del abuelo...me ha dejado,
el tibio aroma que encerraba la cocina,
Y de las manos de la abuela se ha escapado
aquel paisaje de la albahaca y de la harina.​

La mesa del abuelo...me ha brindado,
la sensatez de escaparle a la apariencia.
La mansedumbre de aceptar con lo ganado,
que hasta lo poco vale más con transparencia.​

Aquella mesa fué una barca de madera,
donde murieron los naufragios y las dudas.
Y no hubo pena que en su altar no sucumbiera,
ni confesión que se quedara sin ayuda.​

Y aquella barca siempre tuvo rumbos ciertos,
que aparecían sobre cada desconsuelo.
Mas timoneó siempre proa a un nuevo puerto,
sobre las olas encrespadas, el abuelo.​

Río de sombras, de proyectos y esperanzas,
melancolías que regaba un manso vino.
Algún fastidio que tejía una tardanza,
y mil reencuentros, que nos regaló el camino.​

La mesa del abuelo...fué un sosiego,
el armisticio que apagó la desconfianza.
La sombra fresca, donde el corazón labriego,
descansó de sus horas de labranza.​

Fué una caricia para el alma, cada intento
cada final de día, un regocijo.
Y sobre el mantel floreado, fué el sustento,
una ofrenda de amor, para los hijos.​

La mesa del abuelo...es una mesa
donde reposa mi frente agradecida.
No habrá banquete que me cambie la riqueza,
de ser humilde...con la mesa florecida.​

Marino Fabianesi​

 

Muy hermosas tus letras dedicadas a ese bello ser llamado cariñosamente Abuelo y que tan gratos recuerdos nos trae a la mente.

 

Gracias, infinitamente gracias por haberte acercado a esta letra, muy profunda para mí, por su contenido.
Un abrazo, Marino.

 

sabes transmitir...encantado de visitarte...un abrazo infinito...

 

Hermano ¡que bellas imágenes! me recuerdan a las mismas vivencias de un lejano recuerdo y una mesa parecida en la casa de mi abuelo, en las noches amanecidas de Santiago del Estero; mesa que reunía sus muchos hijos y tantos nietos; mesa de matecocidos y tortillas a la parrilla tempranito antes que el sol calcinara la mañana. Me emocionaste hermano, movilizaste lo mejor de mi vida, aquellos tiempos. Gracias Marino un placer haberte leído.

 

A esa mesa le escribí, hermano. A la tuya y a la mía, y a la de tántos que seguramente ha quedado en el corazón, y en las imágenes difusas de nuestra niñez.
Me alegro que hayas leído este poema, que es muy profundo para mí.
Marino

 

Gracias deVoroUx, es un gran halago que me visites.
Espero que nos conozcamos mucho más.
Un abrazo.
Marino

 

Rítmica añoranza en cuartetos de métrica algo variable,
así como los ritmos, donde prevalecen los Yambos, de melódica factura,
basados en la nostalgia de esa vida algo bucólica y ejemplar
de nuestros mayores;
marco en las últimas estrofas, algunas faltas de ortografía;

un saludo cordial,
edelabarra

 

Bueno Eduardo, me complace sobremanera que pierdas tu precioso tiempo en esta humilde poesía. La has engalanado con tu tan académico comentario. Yo me conformo con que me digas si llegó a tu corazón, o nó. Lo demás te lo agradezco profundamente...algún día aprenderé.
Marino.

 

Mariano y en esa mesa forjaste los cimientos del hombre y el poeta que escribe estas bellezas, una mesa de amor y honor que te ennoblece.
Besos y me encanto el poema.

 

Gracias Gigi, te agradesco profundamente la visita. es gratificante para mí, tener compañeros como tú.
Un gran abrazo... de corazón.
Marino