Ni hablar de mí.

Ni hablar de mí.​

¿Soy?,
soy.
Aunque la verdad
no entiendo nada.
Un metro
setenta y dos,
morena coraza y negros
cabellos, también negros
los ojos,
cuarenta y dos por pies
y setenta
por peso,
y contando son veintidós
en total, dicen.
De lo otro
Misterio,
todo va de acuerdo a las estaciones
(de la vida por supuesto):
la mirada…
¿qué tengo por mirada?,
¿tristeza?, no,
tengo más que eso,
como esos perros callejeros,
así la mirada;
no tengo risa,
no tengo y punto:
muecas, muecas tengo;
late,
algo late, eso sí,
nunca he entendido por qué
y ya da igual;
suspiros
de esos sí que tengo, ¡uff!,
esos sobran;
pasos
los tengo incontables,
no hablemos de ningún camino;
manos tengo,
manos de escultor a medio terminar,
perdidas, perdidas las manos;
por tacto
tengo bolsillos,
ojos, barba, servicio,
almohada, árbol, aire,
muchísimo aire;
para qué seguir
si los sentidos están,
de lo otro
ni hablar,
de eso
tampoco entiendo nada.​

 

¿Cómo no hablar de ti?
Si tú mismo
eres poesía.

Me ha encantado esa idea.

Y esa...

Y esa mucho más...

Precioso autorretrato Jaime.
Nada que envidiar a muchos otros...
Como siempre, me encantas.

 

¿Soy?,
soy.
Aunque la verdad
no entiendo nada.
Un metro
setenta y dos,
morena coraza y negros
cabellos, también negros
los ojos,
cuarenta y dos por pies
y setenta
por peso,
y contando son veintidós
en total, dicen.
De lo otro
Misterio,
todo va de acuerdo a las estaciones
(de la vida por supuesto):
la mirada…
¿qué tengo por mirada?,
¿tristeza?, no,
tengo más que eso,
como esos perros callejeros,
así la mirada;
no tengo risa,
no tengo y punto:
muecas, muecas tengo;
late,
algo late, eso sí,
nunca he entendido por qué
y ya da igual;
suspiros
de esos sí que tengo, ¡uff!,
esos sobran;
pasos
los tengo incontables,
no hablemos de ningún camino;
manos tengo,
manos de escultor a medio terminar,
perdidas, perdidas las manos;
por tacto
tengo bolsillos,
ojos, barba, servicio,
almohada, árbol, aire,
muchísimo aire;
para qué seguir
si los sentidos están,
de lo otro
ni hablar,
de eso
tampoco entiendo nada.

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Lo agrandé como quien amplía una foto entrañable. Postal viva de tí mismo, ¡imagen de un gran Poeta!.

¿Y ahora con cuál me quedo?... Vos me entendés. Y sabés comprender que me quedo con Todos.

Gracias por la emoción, Gracias por iluminar la noche con las luces de tu Misterio.


Un beso, Jaime.

 

No es fácil entender, no, si es que se llega a hacerlo.

Lindo autorretrato, Jaime

Un abrazo

Luis

 

Voy a copiarle la idea a Carmen. Esto está pero que muy requetebien.

Y si esas muecas las convirtieras en sonrisa abierta...sería la releche.

Y si descubrieras los caminos...¡Se acabó el misterio!. Dicen que un poquito de misterio siempre es bueno (los que lo dicen no saben lo curiosona que yo soy), así que si enmiendas lo de la sonrisa, te perdono que no desveles el misterio.

Me ha encantado este autorretrato Jaime, como todo lo que escribes.

Un besazo

 

De lo otro ni hablar de eso, tampoco entiendo nada.

Buen retrato de ti mismo, y ese hado de misterio que dejas muy bueno en la poesía.
Cuídate poeta.

 

No siemprees fácil lograr un autoretrato de un mism con tanta humildad ... sencilles. Un gusto LEERTE.
Cariñosos saludos.