Cuántas agujas puede aguantar una espina dorsal

¿Cuántas agujas puede aguantar una espina dorsal antes de convertirse en arlequín de su propia tragedia? Un bosque de nervios secos, de médulas rotas por el peso del silencio, se pregunta si la próxima será la definitiva, si esta vez la carne cederá al mandato de lo eterno. Pero no hay respuesta. Solo un eco, una resonancia magnética de incertidumbres que parpadea en el centro del abismo.

La aguja entra, tímida, con la delicadeza de un verdugo que pide disculpas por adelantado. Detrás de ella, el veneno o el antídoto, quién sabe. Es la paradoja de los cuerpos que luchan sin convicción, que aman la vida pero temen la herida. ¿Aguanta la espina dorsal porque es fuerte o porque no tiene elección?

Si uno pudiera detener el reloj en ese instante, justo antes de que la próxima aguja atraviese la piel, tal vez ahí resida la respuesta. Pero las agujas no tienen tiempo para poesía; son metrónomos crueles marcando el ritmo de un miedo que nunca se nombra.

Y si el cáncer regresa, ¿qué importa? La espina dorsal no se rompe por volver a empezar, sino por saber que nunca terminará. Las agujas, al final, son solo testigos. Es el silencio el que duele. Es el saber que el reloj sigue girando, lento, inmutable, mientras uno espera algo que no se atreve a pedir.

¿Y si nunca regresa? ¿Y si todo esto es un ensayo de lo que no será? Entonces la espina ríe, cansada, y las agujas caen como estrellas que nunca debieron brillar.

 

umbrales por cda vertebra
corazas apócrifas....Tus letras describen mucho más.


saludos poeta.