Al galope

Han pasado tantos años…
Ver películas del oeste,
en la oscuridad de un pobre cine de barrio,
fue la pasión primera,
la ilusión del sueño perfecto,
que es soñar despierto viviendo la vida,
montando caballos que nunca han existido,
rescatando a la novia perdida.

Después,
en la película de la vida real,
jugando en el patio de la casa familiar,
un bello corcel imaginario,
hecho con pencas de palmera
se alza en las patas traseras,
con imaginario relincho
(¡niño, te vas a matar, se lo voy a decir a tu padre!)
y acaso mi debilucho cuerpo infantil,
montado a horcajadas en el potro fantástico
(¡niño, no corras más con esa penca!
Mira cómo te has puesto la ropa nueva.)
cae de golpe, herido por una bala de mentira,
rueda por el piso, recupera la bestia
y se lanza al galope en ferviente carrera,
imaginando el rescate de la novia perdida.

Frank Calle (20/mayo/2019)

 

Asi mismo es, Maramín, son los poquitos que nos quedan para empatar los muchos que hacen la vida.

Muchas gracias por el comentario, siempre es oportuno.

Un abrazo,

Frank

 

Me gustan los escritos que hablan del tiempo que ha pasado, especialmente si vienen de alguien tan respetable, como tú, mi estimado amigo. Asi es Frank, desde un principio me gusto tu lenguaje, tus experiencias del vivir y el cómo las enmarcas en bellos cuadros poéticos.

Yo antes hacia lo del caballo imaginario, y hasta usaba el antifaz sobre los ojos, pero a la novia, a esa musa de la niñez, la rescaté como mil veces de entre las ancas de aquellas escobas de mis amigos del crecer.

Como es usual, estoy algo busy today, pero alegre de escribirte, entre pausas, este comentario de apreciación por ti y tu gran poema.

Fidel Guerra.

 

Gracias amigo, muchas gracias. Y no creas, todavía a veces me parece estar montado en la penca corriendo por el patio de la casa.

Un abrazo,

Frank
------