Aromas

En un sin fin de aromas, encuentro
gran regocijo.
Pero no aromas de perfumes diferentes;
sino aromas propios de damas que no
podré tocar,
aromas de alimentos que no podré probar,
aromas de flores que no podré cortar.

Éstos se entregan y yacen frente a mí,
pero una especie de barrera me priva
de poder disfrutarlos.
Más cercana se ve la constelación
de Andrómeda,
cuya bella dama parece danzar ante mí causándome
cierto placer;
pero no tanto como el que experimentaría
de poder tocarla y
hasta regalarle una de esas hermosas rosas,
con su olor persuasivo.

Mi intangibilidad no es intrínseca de
mi propio ser,
Es una característica adquirida por
una problemática presente.
Quisiera ser de verdad yo intangible,
pero sólo por un tiempo,
no mucho;
el suficiente para escapar de mi exilio
y al fin,
disfrutar de esas maravillosas cosas
que me aguardan.

Algún día dejaré de soñar con vivir
y tocar,
pero mientras tanto,
puedo imaginar gracias a esos realistas
aromas.

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