Atardecer

No se puede describir el atardecer,
con palabras para recoger,
con distingos propios de luces y sombras,
como lunas que todavía no alumbran,
que se esperan, como amantes ausentes que llegan, o no lo hacen,
como fuegos artificiales para celebrar lo que no nos interesa,
cuando resplandecen los árboles que se encienden y apagan,
como ráfagas de suspiros de amantes furtivos, nocivos,
de esos que generan testigos cuando ocurren los dramas,
o los desenlaces entrelazados con historias de otros,
con ramas de otros árboles perforados por mil historias,
por las glorias de los cuales llegaron a casa castrados por el trabajo,
para intentar seducir a las mujeres nocturnas,
las tibias señoras de las noches de Junio, en otro hemisferio,
en cuerpos candentes,
en cuerpos presentes,
intrascendentes si uno mira los atardeceres que no se pueden describir,
pero escribirlos, y tocarlos, como flautas traversas a la inversa,
contrario a creencia populares,
seculares,
con esas palabras de siempre, cotidianas, malsanas, que nada tienen de poesía,
pero plenas de día,
aburridas de noche,
como aquellos señores lectores que leen páginas de rumores,
y se encienden como escorpiones,
como leones dormidos,
como cisnes perdidos,
en esa noche de ese atardecer que no podemos describir.

 

Hermoso lo que leo, no se acaba el año sin que disfrute de tus bellos versos. Un placer estar acá... Feliz 2011 Besos y estrellas.

 

Hermoso, un placer leerte...

 

Gracias Mary y Ludmila, las mujeres, ustedes siempre son las que siempre le dan la bienvenida a mis poemas, me hace tan bien saber esto. Gracias a ambas y que el 2011 llegue repleto de rimas dulces, fuertes, intensas y repletas de buenas nuevas y realidades para ustedes.

¡FELIZ 2011!!