Buenos Aires

Buenos Aires


I

Humo​

…una extraña niebla de tugurios
y bajo fondos
atesta
la semblanza plateada
y templada
de Buenos Aires.
Los campos se incendian en
Entre Ríos
y el humo de mi cigarrillo, a lo lejos
más humo, humo sobre humo
y sobre el agua. Humo que se alza
como un tsunami y retrocede y desgarra y tira
hacia su corazón de panceta
generando nuevos surcos
donde, en volutas, sale más humo.
Esto es una gran parrilla de metales negros
como alas de naves verticales
y repleta de corderos. Empero…
¡Yo también tomaré mi tajada!
con un mordisco, o con un beso escarlata
que sangra como sangran los corazones
de los corderos.

El Humo
se extiende como una telaraña
mortífera
de coyunturas de perlas
pálidas
y mortecinas
como uñas vetustas. Pero a pesar de esto…
¡La Ciudad responde! Aquí y Ahora.
Les paso a contar:
un núcleo
de música tribal
mana
una luz inmortal
el sol no alcanza a traspasar la nebulosa
voluta
y una mística londinense y asesina
clava sus dientes
como Jack. El Eternauta duerme…
La Scotland Yard
busca en vano al piromaniaco
que la inició, pero el asesino
está en todos.
Nos destruimos mutuamente
en la destrucción. y por la música
renacemos
frescos como una flor.
Humo
como las pieles de los duraznos
Vespertinos
y un carozo de
luz
.


II

Guerra Civil

“Señores…, esto es una guerra civil”, declara
la señora de las joyas. El pibe que fuma
de mi yerba vende revistas
en la calle, y sentencia: “cuando te sacas
las manos de los bolsillos
te las pone otro. Mirá, ponete en pillo,
como le rastrea el celular ese vendedor ambulante
a una pareja de tórtolas.” Yo viajo en el furgón,
recordando algunas palabras de la Moto Astral,
y pienso, que en el lugar donde trabajo
también
se quieren matar. Todos se alzan como la cresta de una gran ola de nácar
deshaciéndose
contra un farallón, luego del vértigo,
recularán reptando
hasta besar los pies de espuma
de una Afrodita
efervescente y revoltosa.
¡Lot!, cenizas descienden desde el cielo
trayéndonos el aliento salobre del mar, no hace falta que me lo digas,
¡jamás retornaremos al Pacífico hogar! Oh mar Oh mar Oh más
estatuas para tu museo submarino de añiles e índigos.


III​

Espejismo

Dame tu bocado en uno de mis párpados
y verás como arañas mutantes bajan por el talud
y convergen en mi boca.

Dame tu mejor golpe de lanza en mi cuarta costilla
y verás cuanto me parezco a tu padre.

Dime, que las briznas traslúcidas de las brisas
te convencieron que sos inmortal. Cuando esperas el ómnibus
y te abduce un ovni. Cuando esperas a tu chica
y se caen los sacos cargados de cemento
desde los edificios
hasta tu espalda. Dime que la depredación
es sólo tu espejismo.



21/04/08

 

Poema estructurado y organico, bien por ti.