Calle abajo.

Calle abajo, hay un rio que sonríe,
dicen de el que nunca ha estado triste.
Y yo, le tengo miedo, por su rápida lengua
que todo lleva -piedras, peces, etc, etc-.

Para pescar hace falta mucha sabiduría
en este rio los peces no nadan, corren...
y, cuando todo esta en silencio por la noche
la luz de la luna se pasa al bando de las flores.

Flores, que relucen su amor, en imágenes rosáceas.
Alrededor de los peces, hay un halo de paraíso...
Los peces están vivos, ¡y yo, y yo con ellos!.
En estas ocasiones, salto al agua a bañarme como loco.