Día atormentado.

Cuando llega la madrugada
se estropean los sueños
y la travesía borrosa
infeliz día.
Cuando llega el ángelus
el mar engulle los horizontes
ante mis ojos débiles y enfadados,
ya entonces;
mi alma, es un arrecife solitario.
En el mismo ocaso,
nadie mira las hierbas silvestres
que la humedad ha dejado.
Es oportuno un llanto
para un añejo dolor.
Frutales verdes aún
bajo la luna desnuda.
Sollozando entre esta noche
muy negra,
me acompaña un rostro
suave,
pero su beso cariñoso no llega,
porque el día atormentado…
ha terminado.

 

Es dulce la melodía melancólica de tus versos querido amigo...
Un gusto leerte!
Te abrazo con todo mi cariño...