El apagón

Se refriega la luna, lágrimas y duelo,
le comparte la soledad al cielo,
entre añejo velo,
que será desnudez astral,

se cansa la voz del pecho,
entre susurros discretos,
de latir y de verdad,

serán las hojas en el viento,
como fluir de mar,
de oscilación perfecta,
para caer en el lugar indicado,
entre soterrado crepitar,

aún los días persisten en su idea,
escarban las noches para vivir,
y viven los ciegos de reproches,
de condenas por sentir
lo que los ojos no ven,

se oyen sollozos,
allí, donde el horizonte se curva,
se encuentran las distancias,
entre presentes diferentes,
entre el amargor del que habla,
del que escribe palabras que se gritan,

se oculta la agonía de la última rosa,
para no ensordecer al tiempo,
en su afán de olvidarlo todo,

nunca conocerán
la apatía de mis versos,
ni la muerte en mis despojos,

el apagón de mis rezos.