El Búho

La noche cae sobre la ciudad
mostrando nuestra verdadera identidad
aquello que somos en la oscuridad
cuando nadie nos ve;
demonios en una danza frenética
que todos llaman: “hacer el amor”
el búho nos mira con sus ojos libidos,
sobre un árbol marchito
descansan sus alas blancas;
me gusta el placer de lo prohibido
amar lo que nunca será mío
llorar sin sentido alguno
culpar a todos por lo que quise ser y no fui;
mintiera si te digo que tengo remordimientos
al verte desnuda y de rodillas
con las lágrimas que caen de tus mejillas
suplicándome perdón;
si pudieras ver mis cicatrices
todo lo que perdí para al fin encontrarte
entendieras que el odio es la forma más pura de amor
y quizás me odiarías;
pero no, sólo eres capaz de mirarme compasivamente
como alguien que hiere sin ningún motivo
llenando de miedo tu alma vulnerada
entregada al placer de un deseo carnal
que lastima, y sin embargo,
te hace sentir plenamente mujer;
y mientras eres más mía
luchas contra todo lo que soy,
se ha roto el muro que separa el bien y el mal
quisieras escapar de lo que sientes
suplicas y eso es lo que en realidad me excita
sentir tus uñas arañándome la espalda
verte entregada a todo este placer
en cuerpo y alma.