Entre paredes

Condenado a la insumisión:
Cisne negro. Patito feo.
Condenado a la incomprensión
padeció de encierro.
Habló por los codos
pero aprendió a callar.
Entre uniformes blancos
que olían a sedación y ansiolíticos,
a euforia descompuesta,
a traumas remolcados que agitaban el pulso
y a depresiones incandescentes.
Forzado a padecer dentro de un envoltorio
junto a correosos remedios, él, contó lo justo.
A su lengua se la comieron
los horarios nada dinámicos,
y a la alegre vitalidad de sus gestos la devoraron
anchos butacones gastados y soporíferos.
Conto lo justo,
pero bien sabía que había hallado
tantos pedazos importantes que estuvieron perdidos.

318-omu G.S. (bcn. 2014)

 

Unos versos, crudos e intensos , perfilando una voz que se apaga, pero grita dentro. Me gusta la forma de retratar ese dolor cargado de represión, como bien evocas con el título .

Ese escenario" entre uniformes blancos, que olían a sedación y a ansiolíticos" huele a psiquiátrico, me trae recuerdos de cuando trabajé en este área, viendo de cerca un micromundo usualmente mal entendido por la mayoría. No hay mayor prisión que la del alma.

En todo caso estas líneas me despiertan muchas sensaciones, gracias por compartirlas.

Saludos afectuosos

 

No podía ser mejor tu interpretación, Lôren; hay límites que vienen determinados por el propio ser, mientras que otros pasan por el reconocimiento y la aceptación... Cabe gritar para conseguir reconocer el placer que auspician los silencios.
La busqueda de una identidad puede comportar perdida y confusión, antes de descubrirnos y desnudarnos faltos de vergüenza, antes de conocer los detalles recogidos por los caminos, hay que tirar derecho, parar, brincar y correr, brindarnos el reposo y proseguir con la busqueda, repetir secuencias, completar cucigramas, navegar sobre las hojas, aprender a nadar y dar tumbos dentro de nuestros laberintos, para encontrar la salida y liberarnos de veras; casi seguro nos veremos obligados a ser osados, a intentar la introspectiva más audaz y a perder los miedos y el vértigo saltando en caída libre, pues, cada uno de los hechos nos dirá, con cada acto sabremos quienes somos, donde estamos y lo que de veras esperamos o tenemos, con ahínco, que querer.
Gracias compañera por acercarte y sellar con tu huella; un abrazo.

 

La propia búsqueda es un deporte de riesgo, y por cierto un acto de valentía, no todos están dispuestos a transpasar sus entrañas y soltar todos los cimientos de la identidad securizante para descubrirse desnudo y real ante el espejo. Hay una frase que me habla al respecto y es " estar adaptado a una sociedad enferma no es signo de salud mental". Desconfío siempre de los cuerdos.

Un saludo

 

Magníficas letras!... los comentarios de altar. De recrearse y callar.

 

Muy buen poema. Cuánto patito feo y malos ambiente donde nadan éstos que hay...
Mi voto.
Un saludete de Samuel.

 

Te agradezco la proximidad; estas letras pretendien ser el retrato de unas circunstancias y el estadio emocional que puede caber en cualquier vida.
un saludo afectuoso.

 

Hay que volar y nadar para conocer cuanto de altas son las montañas y cuanta profundidad albergan los mares.
Te lleve mi aprecio este saludo, Samuel.

 

Creo, querido compañero, que cuando uno no encuentra la forma o las palabras correctas para hacerse entender, quizás es mejor esperar y callar... También ocurre que, algunas veces, existe un mundo interior cargado de sentir y de visiones, cual al alejarse de la realidad temporal y circunstancial de los demás es muy difícil de contar.
Para mí ha sido muy grato nuestro reencuentro; gracias por anotar. Un saludo.