Goce ascendiendo

Luz que no golpea en nuestra piel,

piel vacía,
alma de metal,
mente camaleónica,

caminan nuevos seres,
por donde el dolor ha dejado huella,

orillas de mar seco,

concentramos nuestra energía
en una lágrima de tiempo anacarado,

universos compactados,

implosionan nuestros deseos,
volviéndose realidad,

inundan de certezas,
a todo horizonte circundante,

trazamos con geometría divina,
la salida hacia un espacio necesario,

levantamos ascendiendo,
nuestros sueños, ahora nuestros.

 

El poema describe un tránsito desde la aridez emocional y física hacia la creación consciente de un nuevo horizonte. Desde una luz distante que no toca la piel, pasando por la frialdad metálica del alma y la adaptabilidad de la mente, surge una humanidad renovada que camina sobre los vestigios del dolor. En medio de paisajes imposibles —mares secos, lágrimas que contienen el tiempo y universos comprimidos— los deseos implosionan para transformarse en realidades palpables. Esta transformación trae certezas que iluminan todo lo que nos rodea, y, con una precisión casi sagrada, trazamos el camino hacia un espacio donde nuestros sueños ya no son anhelos, sino posesiones elevadas por nuestro propio ascenso.

Saludos Cordiales