Hemisferios

Uno vuelve a su niñez
de improviso.

Una mujer, expuesta al sol,
bajo las flores de la pérgola,
dormita.

Cantan los grillos en el límite de la espesura,
canta la querida del emprendedor,
canta la alondra en el peral,
canto yo sin que mis labios se abran a la luz.

Algunas cosas en la habitación mueren cada día,
el halo de mi cuerpo en los espejos,
el murmullo de la sombra en los cristales,
la huella de las voces en los zócalos,
las palabras que, al decirse,
fueron aire.

Leo mientras escucho los latidos del corazón,
en la aldea de mi infancia caerá la nieve,
arracimándose,
como un enjambre de cristal
y hexágonos blancos.

Aquí, tan lejos,
en el hemisferio sur,
ya es diciembre.

No sé decir nada más.

 

Te vas superando cada día, amigo, y quiero decirte que en este mundo en el que se nivela hacia abajo, en el que parece que vale todo, donde a cualquier cosa se le da el nombre de arte, o cuando en el nombre de la libre expresión pretenden que veamos como poesía lo que no es, tus obras se destacan. Ellas sí son arte verdadero.

Algunas cosas en la habitación mueren cada día,
el halo de mi cuerpo en los espejos,
el murmullo de la sombra en los cristales,
la huella de las voces en los zócalos,
las palabras que, al decirse,
fueron aire.

Cada linea, cada imagen, cada construcción de palabras, conmueven.
Lo bueno es que sos una fuente inagotable de creatividad y es una suerte para los que tenemos el gusto de leerte.
Un abrazo lleno de admiración.

 

Gracias por la generosidad de tus palabras que creo no merecer. Un fuerte abrazo y felices navidades.

 

Gracias, Maramín, por leer y comentar. Un saludo cordial y felices navidades.
PD Mi nombre real es Ramón, seguramente te has confundido con otro compañero.