Huraña. Soneto.

Huraña creció en mi mata la espina,
la mancha del pulgón, la mala pata...;
huraña la espina segó mi mata
y siempre que lo intenta me asesina.

Huraña nubló de gris mi retina
cegando mi visión su catarata;
Huraña ante la muerte se recata
muriendo cuando todo se termina.

Huraña cuando quiere sabe a beso,
a dulce amanecer, a paz conmigo...
y al rato vuelve Espina de regreso.

No sé si se me entiende lo que digo.
A veces soy la parte de mi exceso
que sabe que sin ella me maldigo.

 

Ni con ella ni sin ella tienen tus males remedio. Buen soneto.

 

Gracias por tus palabras Ángel. Ellas siempre te llevan al Cielo por el camino de Abajo. Un saludo.