Iris

Me miro en tus manos antes que en tus ojos
por evitar el vértigo, la perversidad de caer.
Me amoldo a tus manos para que me sientas,
para sentirte como si me fueras a beber,
como si abrieras la compuerta de tus manos
con plena certeza de que no volaré.

Alas no tengo. Desconfío de toda condición aérea.
Soy apenas el movimiento del agua a ras de tierra
que entra en ti para mezclarse contigo
porque eres del agua solo la sed de seguir fluyendo.
Somos agua al momento de respirarnos,
pero somos fuego en el filo de nuestras bocas
cuando intentamos el aire y conseguimos el vuelo
y nos ahogamos de cima y reventamos de avalancha.

Entonces sí, elijo tus ojos necesarios
como el requisito que firmo para quedarme ciego
porque puedo mirarlo todo si me estás mirando,
y te miro a ti.
Qué derrumbe de manos, de lenguas calcinadas,
de lenguajes sordos y tautológicos.
Qué soledad de cenizas preñadas de ojos, Iris,
porque nos derrumbamos del contacto efímero
para encontrar en la oscuridad del fondo
nuestros ojos enteros de luz, hechos nudo,
a salvo de mirar nada, y tú y yo, flotando.

09 de mayo de 2023​

 

Enamoradas y creativas líneas Pedrito.
Un gusto pasar amigo. Saludos que este bien.

 

Profundos y hermosos versos