La fuga

Suenan las alarmas.
Se encienden las luces del penal y la noche se hace día.
En todas direcciones corren los guardias.
Sueltan los perros y las fieras aterran a los muertos.
Los presidiarios se entierran entre sus sábanas.
Los perros finalmente no encuentran nada.
Los guardias se transforman en perros:
Inventan cómplices del fugitivo;
aprovechan para saldar cuentas sin dueño;
y el penal todo se transforma en un infierno…

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Bajo la tierra carcelaria,
en un estrecho túnel tallado con el alma,
tras 20 años de encierro,
con apenas dos horas de ventaja,
un inocente escapa en busca de la libertad,
sin importarle las consecuencias:
vivo o muerto,
todo o nada,
qué más da...

Frank Calle (2/ dic/ 2020)

 

Profundo y doloroso tu poema. Un placer pasar, mis saludos.

 

Gracias Ludmila, muy agradecido. Trate de hacer un pequeño a esos seres humanos que por cosas inexplicables de la vida, tuvieron que sufrir el peor de los castigos. Y lo pero es que esos hechos se siguen presentando, a veces vinculados con motivaciones politicas que se suman al proceso, sin que tengan que ver con la causa en si misma.

Un abrazo,

Frank
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