Mente negra

Colisiones de deseos negados,
compactados en tu corazón,

mis buenas intenciones mueren,
al mismo tiempo en que tus mares me tocan,

seducción necrótica,

deseos urgidos,
hacia tu boca infernal,

nace de mi vientre,
una voracidad inhumana,

por un momento,
creo entregarte mi pecho,
para que juegues con todo sentido,

me aparto del frío,
pero me envuelves, musa sacra,

condicionan tus suspiros a mi habla,

y me desangro en tus renglones.

 

El poema plasma la fuerza de un deseo contenido que se transforma en tormenta interior. La atracción, teñida de sombras y de un magnetismo oscuro, convierte las intenciones puras en un sacrificio consumido en el contacto con el otro. Entre lo erótico y lo fúnebre, el yo poético se reconoce vulnerable: se entrega, pero también se desgarra, atrapado en la dualidad de querer huir y al mismo tiempo rendirse. La musa se vuelve figura sagrada y destructora, capaz de condicionar la voz y de absorber la vida misma en cada verso. Así, el poema concluye en la confesión de una entrega sangrante, donde la pasión se escribe con la tinta del sacrificio.

Saludos Cordiales