¡Mujer!

Quiero ahogarme en el mar de tus ojos,

en la arena de tu voz, en los abrazos locos.


Tus labios, un paraíso prohibido que me llama,

el fuego que en la piel de mi alma se derrama.


Eres el sol que quema, el huracán que arrastra,

la noche estrellada, la pasión que me embriaga.


Cada latido es un grito por tu nombre,

cada suspiro, el deseo de ser tu hombre.


En el rincón secreto donde nos amamos,

el tiempo se detiene, el mundo es nuestro.


Somos dos almas desnudas, un solo latido,

el amor, la pasión, ¡el destino elegido!


¡Mujer, mi sinfonía de fantasía!​

 

Un poema que nos obsequia la profunda intensidad
emocional, que logra impregnarle el autor; con auténtica
elocuencia. Mis sinceras felicitaciones por ello; mi
estimado compañero poeta.