Ocaso

Veo desde mi ventana,
como una herida
por la que se escapan las horas,
al ocaso dejar su rúbrica de fuego
en el boscoso horizonte
y a mis viejas
y cercanas amigas del jardín
-la pequeña y callada fuente,
la mesa destartalada
que siempre ha permanecido
en el mismo lugar
y las plantas de cuyos nombres
nunca he podido acordarme-
cubrirse con los colores apagados
del día que está a punto de morir.
Y mientras tanto, aunque seguir estando
vivo consiste en no saberlo,
dentro de la boca se van abriendo camino
agoreras llagas que mascullan rencores
y presagian futuras venganzas de mi cuerpo.

 

Precioso poema Anna, me ha encantado. Un abrazo con la pluma del alma

 

Los últimos cinco versos de tu hermoso poema lo cierran y lo bordan de imponente manera.
Un gran placer de lectura, amigo. Un abrazo.

 

Hermosa descripción poética de la tarde, cuando cae el sol de los venados... no lo pudiste decir mejor
Disfruté tu poema, mi apreciada Anna, al calor de una taza de café en esta mañana fresca de Valledupar, y vi como la herida ya empieza a dar sus primeros arañazos en mi ventana
Gracias te doy, mi estimada poetisa, por compartir tu nostálgica obra con todos nosotros
Te mando una rosa en el viento, envuelta en un respetuoso abrazo

 

Muy bello

 

Un bello poema! El ocaso y su misterio; la hora de la reflexión y del reencuentro con nosotros mismos...
Muy vívida y sentida tu descripción... Gracias por compartir belleza!

 

Muchas gracias, amigo poeta, por tus amables y bellas palabras.
Un cordial saludo.