Pacto silencioso.

Me transformo en un Dios sin idioma.
Amo demasiado a quien no me mira,
y le rezo credos vacíos a un ser que me ignora,
pero cuya sangre recorre mis venas azules.
Aunque de pequeña,
siempre las he pintado de otros colores.
Como el de las rosas rojas y los celestes infinitos de las nubes.

Me gusta pintarte en los universos tan míos,
que suelen flotar sin permiso por el techo de mi pieza.
Aquel que miro con pesar y al que suelo preguntar,
"¿Cuando es que el amor volverá?"
Sus ojos ciegos me suelen observar atentamente,
y su voz gélida escondida detrás de las cortinas,
me repite que tu no viniste nunca.
Y ahora yo que le digo a mi corazón?
Es que no hay relación que aguante tanta ausencia.

Cuántas fotografías falsas una mente retorcida puede recrear?
Cuántos besos pueden desaparecer sobre mis labios calientes?
Cuántas tormentas he de apreciar abrazada a mi pecho intacto,
en el cual habitan todas tus pesadillas solitarias?
En cuántos libros he de escoger el final que más me corte?
En qué tantos mechones de cabellos repartidos sobre las sábanas,
he de tener que buscar la silueta de tus rulos?

Y es que me escose entre los dientes aún,
esa textura suave y jugosa de tu piel bajo el agua de lluvia.
La que solía acobijarnos entre las ramas de aquel naranjo,
que pudo ser nuestro hogar.
Pero es que no supimos sopesar,
cuan fuerte la tormenta haría caer sus hojas.
Yo aun conservo todas y cada una de ellas.
En un cajón.
En donde resguardan las demás lagrimas que aun no derramo.

De vez en cuando suelo contarlas,
para saber exactamente el número de veces que te extraño.
Tu no supiste recordar siquiera el numero de mi cumpleaños.
No eras alguien bueno con los números.
Tampoco supiste serlo para esconder aquellos oscuros que observaba en la pantalla de tu celular.
A los que le dedicabas sonrisas.

Hoy en día somos extraños.
Como de esos rostros que conforme crecemos,
se nos olvidan o se marchitan como el otoño mismo.
Has jurado no volver a mirar mi rostro,
y yo me resguardo detrás de un escudo,
junto al que me arrodillo a levantar del suelo,
todas las preguntas en las cuales suelo encontrar pedazos de mi misma.
El calendario se cae a pedazos también.
Ansío ver quien ganará ésta vez.
Él, tu o yo.

 

En el amor siempre hay riesgos unos ganan y otros pierden
es verdad lo que dice, "hay que ver"
ha sido un placer pasar por sus versos y dejar un abrazo de colores.