Paraíso

Vestí las mañanas
de púrpura…
La sequía de los no nacidos se opacó.
El supremo no apareció.

Está oprimido en su paraíso.
Las historias le sangran las heridas.
Si fuese perfecto sufriese como nosotros.
¿Acaso él viste nuestra misma túnica?

Esperé el terremoto,
los disparos,
los sermones,
y asesinatos.
Nunca estuve tan cerca de lo celestial.
Oré su Credo, y allí volé a las montañas.

Creo que estuvo descansando.
Las horas allá en el infinito no son las mismas.
Su agua tibia no espera las mañanas de mis memorias.
Los humanos estamos equivocados.

 

Los humanos estamos equivocados... un gran poema, me queda su final y su profundidad.

Un gusto leerte.

Cordiales saludos

 

Gracia Mariela... Mis Salidos.

 

Así es, estamos equivocados y tal vez descansa sabiendo que nos tenemos los unos a los otros. Un gusto pasar.

Saludos.