Tía Celia

Un día como cualquiera,
pero no con cualquiera,
estaba acompañada
de la alegrísima tía Celia.

Me daba unos consejos
que no los daba a quien fuera,
según para llegar a viejos,
y así terminar quimeras.

Me habló del amor, del perdón,
de la rumba y la ¡feria!,
de que hay que ser diferentes
y siempre de alma buena.

Y ahí se encontraba,
recostada en su catre
con su característica sonrisa
de oreja a oreja...
Después de un silencio
murmuró "acercate"
y colocó en mi mano
una linda bandeja.

Ahí están mis secretos, -dijo-
ahí está lo que fui
y hoy al dar mi último suspiro,
serán solo para ti...

Y así, entre mis brazos
murió tía Celia, riendo
charlando
¡No murió como cualquiera!
​

 

Sensibles versos que describen sobrecogedor momento con gran dulzura y entrega...
Un gusto leerte querida amiga...te abrazo con todo mi cariño...
Nancy

 

Mil gracias poetisa, es un placer y un honor encontrarte por estas humildes letras. Saludos.

 

Hermoso poema, versos que rememoran profundos sentimientos. Un placer leerte, un abrazo fraterno poeta.

 

Un honor tu visita y comentario, un fuerte abrazo a la distancia ...